Por Jaime Caycedo Turriago (Concejal del PDA en Bogotá)
Bogotá, (PCC). La amenaza de cancelación selectiva del semestre, adoptada por el rector Wasserman tiene el sentido de un castigo represivo ante el movimiento estudiantil. Demuestra la incapacidad del grupo directivo actual de
Sectores del profesorado han brillado por su pasividad ante una reforma que debe ser considerada como una agresión a sus derechos académicos y laborales. Se ha incrementado, sin consulta ni concertación, la carga académica; la flexibilización anuncia el establecimiento de un tercer semestre, sin mejoramiento salarial; los requisitos del nuevo estatuto docente representan un acoso para los profesores jóvenes; los salarios de enganche son un desestímulo; el incremento de las dedicaciones de cátedra y el creciente número de “ocasionales” ponen en riesgo la calidad académica y la estabilidad docente. El profesorado ha perdido su capacidad para negociar sus condiciones laborales, los estímulos colectivos para el mejoramiento de su compromiso de superación y la carrera docente tiende a devenir en una carrera de obstáculos. La contra-reforma Palacios-Fayad-Wasserman liquidó el proyecto estratégico de presencia nacional, campos de acción institucional y programas estratégicos que alguna vez vislumbró el Alma Mater en años recientes. En su reemplazo, las canastas de ofertas investigativas de Colciencias y otras entidades exigen duras competencias entre grupos y uniones temporales que tienden a asemejarse a las disputas del inframundo de la politiquería tradicional por los contratos.
Ha surgido entre colegas del profesorado el llamado a salvaguardar la “institucionalidad”, como si el movimiento estudiantil pusiera en peligro la existencia de
Es contra ese modelo de mercantilización y decadencia moral contra lo que se ha levantado el movimiento estudiantil. La juventud estudiantil enarbola la dignidad de
Es digna, igualmente, la defensa del Campus universitario, frente al oscuro Plan de regularización y manejo, suscrito con el IDU, que se ha prestado a los negociados de enriquecimiento privado, que no han sido, en absoluto, esclarecidos por los organismos competentes, ni han provocado las renuncias que
No es tarde para que la intelectualidad académica entienda que debe mostrar su capacidad para pensar y reclamar los derechos que la autonomía constitucional otorga a
Bogotá, mayo 21 de 2008
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