Este crimen constituye una prueba más del terrorismo de Estado, de la falta de garantías para la oposición política y es el resultado de un supuesto proceso de paz, que en cabeza del presidente Álvaro Uribe Vélez, pretende darle reconocimiento político a los grupos paramilitares que aun continúan asesinando al pueblo colombiano, amparados bajo el manto de la Ley de Justicia y Paz.
Ofrecemos nuestras más sentidas condolencias a la familia, amigos, y compañeros de la JUCO, al tiempo que reafirmamos nuestro inquebrantable convicción y compromiso en la construcción de la paz en Colombia, la cual sólo es posible por medio de una salida política y negociada al conflicto social y armado.
Con la muerte de Alirio “han pretendido exterminar la voz que redimensionó el significado del eco, la voz que esculpió la libertad con el perfil de su sangre. Precipitaron su cuerpo como bloque de agua, rasgando la extensión del llano para sepultar la memoria de los expropiados, tras ellos se perpetúa el juicio de los sabuesos y tras los sabuesos el brazo indomable de la justicia popular”.
Compañero ¡¡¡ALIRIO QUIÑONEZ!!!
Presente, Presente ,Presente…. hasta cuando… ¡¡¡hasta siempre!!!
Bogotá, enero 22 de 2008
