Yo tuve un hermano no nos vimos nunca pero no importaba.
Yo tuve un hermano que iba por los montes mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo le tomé su voz libre como el agua.
Caminé de a ratos cerca de su sombra no nos vimos nunca pero no importaba.
Mi hermano despierto mientras yo dormía. Mi hermano mostrándome detrás de la noche su estrella elegida.
...................................................................................................... Samuel Feijoó
Sobrio, tranquilo y tajante, Así, se levantaba, andaba latía. Ni un solo instante se perdió en flojeras, nimiedades, jactancias, quejas. Ni una solo vianda arrimo a su plato con su propia mano en la cena de todos. Era la justicia, sonreída y firme. Así, solo se ha visto. Así. Jamás tendrá su noche en la memoria. Retornará como los huracanes y los rayos, todo encendido como era y es, en la justicia, y abatirá a los cuervos y a las fieras, sangrientas águilas. No haya duelo por él, ganó la llamarada del que se ofrenda entero. Todos los apaleados del mundo lo entienden, lo besan, lo sujetan: héroe, sin esperar más gloria que el futuro alegre. No haya duelo. Su victoria es la nuestra; no cejamos: siglo tras siglo.
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