“POR UNA UNIVERSIDAD PARA
Hace 10 años, cerca de tres mil estudiantes se reunieron en la ciudad de Cartagena de Indias para realizar su primer Congreso Nacional. Como resultado, nació la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, ACEU, como una propuesta para la unidad, coordinación y organización de las luchas contra la privatización de la educación superior, la defensa de la autonomía y por un proyecto de universidad crítica, creadora y transformadora. Hoy, con nuevos protagonistas y un robustecido movimiento estudiantil, se han congregado de nuevo, más de mil estudiantes en las tierras de la Heroica, conocida así por sus gestas libertarias, cuyo bicentenerario estamos próximos a cumplir y al que rendimos un sentido homenaje, recordando en nuestras lides su historia ejemplar.
Atravesamos por un momento político crucial para la vida del país, caracterizado por una larga crisis en las alturas, donde se discuten y ventilan los problemas fundamentales sin que el grueso de los pobladores, y en particular las juventudes, participen de su desarrollo y desenlace. Estamos hablando de la mayor crisis de legitimidad del régimen político colombiano, manchado por la sangre de innumerables crímenes, horrores y vejámenes contra los que se atreven a pensar y actuar en función de otros mundos posibles, más humanos y justos. La raíz del problema se encuentra en la descomposición social y política del país, donde tomó demasiada ventaja el narcotráfico y el paramilitarismo, cuyo soporte ha sido el Estado a través de sus organismos de inteligencia y las fuerzas militares.
La salida que propone Uribe y sus consortes a esta grave crisis estructural, consiste en una reforma política? para cambiar algo que no cambie nada? es un sofisma con el cual pretende relegitimitar la imagen de su ya desgastado aparato de control y represión estatal. El pueblo, y especialmente el movimiento estudiantil, tienen en sus manos la posibilidad del cambio; de impedir que el proyecto autoritario y guerrerista se prolongue de manera indefinida a costa del sufrimiento y el dolor de miles de familias que en campos y ciudades anhelan la paz, la democracia y la justicia social.
La salida de la crisis debe ser del tamaño de la crisis. Por esto, el IV Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios, asume con responsabilidad la tarea de impulsar con vigor e iniciativa la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente, que de la mano con los diversos sectores democráticos de la vida nacional, exija la renuncia del señor Álvaro Uribe Vélez como acto patriótico que permita la apertura democrática del país, al tiempo que promoveremos el Mandato Estudiantil por la paz y el Acuerdo Humanitario, apelando a las reservas éticas, para que la solución de la crisis sea una verdadera síntesis de las actuales contradicciones, para dar así el paso decisivo que Colombia necesita, para ponerse a tono con las nuevas realidades sociales y políticas, que están desbrozando el camino hacia la soberanía, la democracia y la autodeterminación de los pueblos tras décadas enteras de ignominia, hambre y pobreza, que han sembrado el neoliberalismo y el imperialismo en las tierras de Bolívar.
La educación superior no es ajena a esta situación. La contrarreforma que adelanta el gobierno para liquidar varias universidades del país como la Universidad del Atlántico y la Universidad de Caldas, no se limita exclusivamente al desmonte de la financiación estatal. También contiene un modelo pedagógico que busca apuntalar en la conciencia de la juventud, las líneas ideológicas del proyecto mesiánico, autoritario y militarista que contiene la propuesta de la segunda reelección del señor Álvaro Uribe. La reforma académica y administrativa que se adelanta en la Universidad Nacional de Colombia, es una muestra fehaciente de los planes del gobierno para imponer una visión unilateral de universidad, que elimina el concepto de campus para afianzar el pensamiento hegemónico del uribismo, con el fin de eliminar de los claustros universitarios el libre debate de las ideas, su función crítica y de compromiso social. La aberrante propuesta de estatuto estudiantil representa la incorporación del concepto de seguridad democrática a la vida universitaria y con ello la supresión de la democracia como elemento central en la construcción del conocimiento, la formación de hombres y mujeres libres
y el desarrollo de proyectos de cultura y sociedad que dignifiquen la humanidad y sus futuras generaciones.
En esta vía marchan el resto de las universidades públicas del país. La asfixia financiera producto del recorte de las transferencias y la no concurrencia del gobierno nacional en el pasivo pensional, tienen al borde de la quiebra a más de una institución cuyas administraciones ceden a las presiones del Ministerio de Educación, el departamento de planeación nacional y hacienda pública. La crisis universitaria es estructural y abarca todos los órdenes. Reclama medidas que implican cambios en el modelo de desarrollo y la política del país.
A 90 años de la Reforma Universitaria de Córdoba en Argentina y 40 del inolvidable mayo francés del 68, cuyos ecos fueron brutalmente reprimidos en la masacre de Tlatelolco en México, reafirmamos nuestro compromiso con la unidad, la organización y la movilización de los estudiantes colombianos y del continente. El Movimiento estudiantil latinoamericano jugó un papel decisivo en las derrotas de las terribles dictaduras del cono sur durante las décadas del 70 y el 80. En Colombia, el 8 y 9 de Junio de 1954 tendría su episodio más sangriento con el asesinato de 11 estudiantes, cuando protestaban contra la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla. Este acontecimiento estuvo precedido por la masacre de los trabajadores de las bananeras a manos del ejército, del cual cumplimos 80 años. Este hecho marcó la radicalización del movimiento estudiantil colombiano con el posterior asesinato del estudiante Gonzalo Bravo Pérez.
Estamos convencidos que no seremos inferiores a los desafíos del presente, porque el porvenir está lleno de esperanza para los hijos de nuestra América. La persecución oficial apoyada por las amenazas constantes de las bandas paramilitares, no han impedido la respuesta del movimiento estudiantil ante el actual curso de los acontecimientos, como con la colosal batalla por la vida y la dignidad, que adelantan los y las estudiantes de la Universidad de Córdoba, contra una década de administraciones corruptas y criminales coligadas con las estructuras paramilitares regionales.
La solidaridad será la constante con todas aquellas personas víctimas del señalamiento, la criminalización y la judicialización, cuyo fin es la legitimación del exterminio de la oposición y el terrorismo de Estado, como formas permanentes del ejercicio del poder político. Expresamos nuestra solidaridad con la Universidad del Valle, Cauca y Atlántico víctimas de esta perversa estrategia de intimidación que combina judicializaciones con propaganda terrorista a nombre de las Águilas Negras, el asesinato y el desplazamiento, profundizando aún más la actual crisis humanitaria en las universidades públicas y privadas del país.
Agradecemos la solidaridad internacional para con los jóvenes estudiantes colombianos y que se ha expresado en la asistencia a este evento con delegaciones provenientes de países lejanos como Canadá, España e Italia los cuales vienen adelantado intensas tareas en sus respectivos espacios de trabajo en apoyo a la causa de los jóvenes Colombianos.
Queremos extender un combativo saludo a todo el estudiantado del hemisferio a través de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes, OCLAE, que con su presencia han reafirmado su apoyo hacia el proceso de organización y lucha estudiantil en nuestro país, como también a las delegaciones de Perú y Cuba, que nos han permitido aproximar nuestra experiencia a otros desarrollos de la lucha estudiantil de cara a los procesos de integración bolivariana y coordinación de las luchas antiimperialistas.
Salimos de este IV congreso con muchas tareas para adelantar la resistencia en cada universidad del país. Con nuestra participación en esta convocatoria, reivindicamos el acto de soñar y nuestro derecho a seguir luchando por una universidad para la crítica, para el acto creativo y transformador de la palabra, en las calles y plazas públicas asumimos nuestra responsabilidad con la indeclinable labor de continuar forjando las bases organizativas del proceso de construcción gremial local y nacional, que le garanticen al estudiantado luchar, en las condiciones actuales, por una universidad para la vida, por una universidad para la paz, por una universidad para la democracia.
Cartagena de Indias, Colombia
Mayo 25 de 2008.
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