jueves, 13 de diciembre de 2007

¿Por fin el canje humanitario?

Bogotá, diciembre 12 (Editorial VOZ). El viernes 7 de diciembre pasado el presidente Álvaro Uribe Vélez en un discurso en la Escuela de Policía “General Santander”, de retórica barata como lo acostumbra, hizo una propuesta, calificada de “audaz y flexible” por la prensa, los uribistas y uno que otro despistado, en que ofrece una “zona de encuentro” para la negociación del canje humanitario con la guerrilla de las FARC.

La propuesta puede ser interesante y es a las FARC a las que les corresponde aceptarla o no, aunque tiene evidentes limitaciones. La iniciativa es de la Comisión de Conciliación Nacional y fue presentada al Presidente por monseñor Luis Augusto Castro y el padre Darío Echeverri y Uribe decidió hacerla suya y comunicarla a través de los medios de comunicación antes de que los prelados la consultaran con el Secretariado de las FARC y le dieran alguna viabilidad. La propuesta de la “zona de encuentro” no es tan novedosa como quiere presentarse, antes hubo otras similares, que se perdieron en el viento porque el Gobierno las promovió para truncar los avances de otros facilitadores. ¿Hasta dónde es otra jugarreta del Gobierno ante la presión nacional e internacional, después de conocidas las impactantes pruebas de vida? Falta ver si en estos días ocurre otro falso positivo como el de la Escuela Superior de Guerra, hace un año, cuando estaba bien encaminada la posibilidad del despeje de Pradera y Florida.

Bien lo ha dicho el ex ministro Álvaro Leyva Durán: si realmente el Gobierno Nacional tiene la decisión de hacer el intercambio humanitario, sin más dilaciones debe proceder a establecer la “zona de encuentro” o como se le quiera llamar, en Pradera y Florida. Lo demás es abrir nuevas discusiones sobre el sitio, la extensión territorial y otros “perendengues”.

Pero llama la atención que el presidente Álvaro Uribe Vélez haga la oferta en el marco de una andanada contra las FARC, insistiendo en las recompensas para los guerrilleros que entreguen a los retenidos y con el cor o del general Padilla de León, quien asegura que están en marcha los operativos militar es de rescate. Algo impropio de una disposición al diálogo y a encontrar soluciones concertadas a la liberación de las personas en cautiverio. Ha bló de Hitler y de los campos de concentración, como si él y su Vicepr esidente tuvieran autoridad moral para hablar de ello, cuando están los dos encartados como nadie en el favorecimiento a los grupos paramilitares, responsables con los organismos de seguridad del Estado, de la desa parición de 7 mil personas y de la guerra sucia contra la izquierda y los sindicalistas, lo cual quier e ser justificado por ellos, una y otra vez, con el disco rayado de la combinación de las formas de lucha. Fue el propio Mancuso, su consentido, el que los mencionó en su indagatoria, en particular al vicepresidente Santos a quien acusó de ser promotor del Bloque Capital de las “AUC”. Si se van a abrir esos de bates pues que se haga pero no para entorpecer el canje humanitario, que es una exigencia nacional e internacional.

El Gobierno debe ser coherente. Escoger una sola alternativa y no jugar a tres bandas para engañar a Raimundo y a todo el mundo. Si realmente está por la "zona de encuentro" pues debe abandonar la delirante idea que lo trasnocha de los rescates militares a sangre y fuego. E inclusive la de las recompensas, que le restan seriedad y confianza a la negociación, única vía humanitaria y segura de lo grar la libertad de las personas en cautiverio.

Decir, por ejemplo, que el comisionado Restrepo acompañará a la Iglesia en la eventual reunión con las FARC para discutir lo de la "zona de encuentro", es otra falacia más, porque bien se conoce que la guerrilla ha dicho que hasta que no haya una zona sin presencia de la Fuerza Pública sus delegados no se reunirán con los voceros gubernamentales. Esta propuesta, que se puede calificar de interesante, ha debido consultarse, antes de ser divulgada, con ambas partes, a fin de que se hubiera conocido el acuerdo en concreto y no una simple expectativa que puede resultar o no. Es lo que genera dudas de la sinceridad del Gobierno. Como dijo uno de los familiares, huele a trampa. Ojalá no sea así y funcione de una vez por todas el canje humanitario, que el país y el mundo anhelan con desespero. Una vez más sale a flote lo absurdo de la suspensión de la mediación del presidente Chávez y la facilitación de la senadora Piedad Córdoba, que estuvieron muy cerca, más que nunca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ojala se pueda dar en las mejores condiciones al fin y al cabo el beneficiario sea Colombia.